El valor de la vida se pierde en el contrabando humano
Entre Carrizo Springs, Texas, cerca de Laredo y la frontera entre los Estados Unidos y México se encuentran algunos de los ranchos más grandes en el estado de la Estrella Solitaria.
El gran paisaje ofrece algunas de las imágenes más pintorescas en el país, pero en sus sombras, se llevan a cabo algunas de las actividades más inhumanas que una persona puede imaginar—todo en nombre del contrabando humano.
La Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI, por sus siglas en inglés) del Servicio de Inmigración y Control Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) es la agencia policial estadounidense líder encargada de la lucha contra el contrabando humano y la trata de personas. El contrabando humano es la importación de extranjeros indocumentados a los Estados Unidos mediante la evasión deliberada de leyes de inmigración. Esto incluye traer a extranjeros indocumentados a los Estados Unidos, como también la transportación y albergue de extranjeros indocumentados que ya se encuentran en el país.
Extranjeros indocumentados lo arriesgan todo cuando cruzan la frontera. Ellos no tienen derechos, no tienen libertad y están a merced de sus contrabandistas o captores.
ASAC Delgado y muchos otros integrantes del personal de HSI que trabajan a lo largo de la frontera conocen de primera mano el impacto de estos crímenes. Criminales se benefician financieramente de la entrada de extranjeros indocumentados a los Estados Unidos y no les importa su salud o bienestar. A lo que algunos extranjeros indocumentados son sometidos es tan demoníaco como uno puede imaginarse. Situaciones de contrabando pueden involucrar asesinato, violación sexual, agresión y extorsión.
“Hay pérdida de vida debido a deshidratación, falta de agua y otros recursos”, dijo el supervisor de grupo en HSI Eagle Pass Charles Kerby. “Hemos visto casos donde los extranjeros indocumentados han sido asesinados en la frontera y sus cuerpos echados al río. Algunos de estos contrabandistas pondrán a estos extranjeros indocumentados en condiciones muy peligrosas y no les importan en absoluto las vidas de ellos siempre y cuando reciban sus pagos por continuar el viaje de contrabando”.
En mayo de 2014, HSI Eagle Pass respondió a una llamada de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos (USBP, por sus siglas en inglés) en Carrizo Springs sobre un extranjero indocumentado potencialmente secuestrado. La llamada vino de un familiar quien sostuvo que el extranjero indocumentado se encontraba secuestrado y estaba siendo torturado por captores que demandaban que las cuotas de contrabando fuesen pagadas. Mientras HSI Eagle Pass le daba seguimiento a la pista, ésta determinó que Eduardo Rocha (padre) ordenó a sus cómplices a que torturaran a los extranjeros indocumentados que se encontraban secuestrados a fin de extorsionar dinero de sus familiares. Ellos documentaron una ocasión donde los contrabandistas violaron repetidamente a una captiva y torturaron a otro con un martillo, amenazándolo de decapitarlo y mutilarlo.
Evidencia presentada durante el juicio reveló que Rocha (padre) operó una célula de contrabando entre Carrizo Springs y Piedras Negras, México al menos desde 2013. Rocha (padre) sostuvo estar afiliado a Los Zetas, una organización narcotraficante transnacional operando desde México. Miembros de la célula de Rocha (padre) utilizaron edificios en la propiedad de Rocha en Carrizo Springs para albergar a los extranjeros indocumentados antes de ser transportados a otras partes en el interior de los Estados Unidos. Testigos declararon que Rocha (padre) retuvo a los extranjeros indocumentados contra su voluntad a fin de extorsionar más dinero de sus familiares en los Estados Unidos. El 6 de julio de 2016, Rocha (padre) recibió la pena de cadena perpetua por su papel de liderazgo en el contrabando de indocumentados.
Este caso representa lo peor del contrabando humano. Organizaciones criminales, tal como la que Rocha (padre) lideró, transportan a extranjeros indocumentados desde países de origen y tránsito hacia los Estados Unidos en una deliberada violación de las leyes de inmigración de los Estados Unidos.
“Esta investigación resaltó los peligros extremos a los que los extranjeros se exponen al decidir ingresar a los Estados Unidos ilegalmente”, dijo el agente especial en HSI Houston Jonathan Bonds. “Más allá de los peligros que ellos pudiesen enfrentar durante su travesía física, los contrabandistas siendo pagados para contrabandear a los extranjeros indocumentados se aprovechan frecuentemente del hecho de que ellos no tienen estatus legal. Los contrabandistas extorsionan dinero de estos extranjeros indocumentados frecuentemente —y en este caso torturaron físicamente y agredieron sexualmente a los mismos individuos efectuando los pagos a los contrabandistas para que los ayudasen a ingresar a los Estados Unidos”.
Según Kerby, algunos de los extranjeros indocumentados que “logran” cruzar la frontera y son eventualmente descubiertos por oficiales de ICE y CBP hablan sobre los horribles detalles de sus travesías.
Una de las tragedias más grandes del contrabando humano es el sufrimiento que experimentan los extranjeros indocumentados. Muchos se enferman por beber agua contaminada con bacterias o se pierden en el camino. Luego de caminar por cinco a seis días, es fácil perderse. Una vez los captores obtienen su dinero, ellos frecuentemente le mienten al grupo, enviándolos en la dirección equivocada a propósito. Una vez esto sucede, ellos son dejados atrás, usualmente para nunca volver a ser vistos o saber de ellos, dejados para morir en el medio de 30,000 acres de campo en el medio de la nada.
“Una de las peores cosas que tenemos que hacer es explicarle a un familiar que su ser querido no lo logró”, dijo ASAC Delgado. “Cuando no han oído sobre un familiar, la gente piensa que lo lograron. Les da gran alegría el que uno de ellos lo haya logrado. Ésos son los que sí encontramos. Hay muchos más allá afuera, dejados para morir, de quienes nunca sabremos”.